Empieza el rock and roll



 Cada día veo por la escuela barrigas redonditas y prominentes que anuncian cambios importantes en las familias. Y al cabo de un tiempo, con suerte, ves aparecer un/a bebé pequeñito/a, que te saca una sonrisa al instante.

Miro a sus madres/padres y pienso Oh Yeah! Empieza el rock and roll, familia.

La llegada del segundo retoño es algo que te imaginas mil veces en tu cabeza. Planeas cómo harás las cosas tanto con el nuevo ser, como con el/la mayor. Idealizas momentos que compartiréis en familia y sueñas con veros a tod@s bajo el mismo techo y haciendo cosas juntos.

Pero todo esto no es más que el anuncio que te venden por la tele, la realidad llega y se impone como un bloque de hormigón que cae sobre tu cabeza.

La realidad es que llega un nuevo ser, pero parece que han venido 100 personas a casa y que debes atender a tod@s.

El tiempo es algo relativo. De pronto los días se te hacen eternos con mil cosas que hacer y sin llegar a poder realizarlas todas, como también es cierto que las semanas se pasan volando y los meses ni los ves, de pronto ya estamos en mayo y no has hecho ni el cambio de armario.

Dormir está sobrevalorado, me decía a mí misma con ironía para animarme en esos primeros meses de lactancia materna exclusiva y con una peque de 4 años que parecía que en la leche del desayuno alguien le echaba anfetas de las de la ruta del bacalao.

Recuerdo intentar dar el pecho a mi pequeña de 15 días con mi hija mayor saltando a mi lado en la cama porque quería comprobar si podía llegar a tocar el techo de la habitación.

Se pierde la noción de las rutinas de aseo, yo no sabía cuántos días llevaba sin ducharme, y a veces podía encontrar un momento para ello, pero debía debatirme entre dormir y ducharme, y siempre ganaba dormir. Ni hablemos claro está de la depilación, que una es una señora de otros tiempos y tiene costumbres poco modernas y que además hacen que tardes todavía más en la ducha.

Cuando consigues sobrepasar los cólicos nocturnos, las cacas ácidas en mitad de la noche, que hacen que arda la piel del culete, o simplemente tu tornillo suelto de levantarte en mitad de la noche 20 veces para comprobar si respira, tu peque va creciendo y llegan los sustos.

Las fiebres altas en mitad de la noche, sangrado de nariz repentino, pañal que se desborda y está mojad@ hasta los sobacos… Te conviertes en un zombi que ni siente ni padece, porque al mismo tiempo que pasa todo eso, tienes que velar porque tu bichillo mayor no se despierte, que duerma bien para ir al cole en buenas condiciones, pensar un su desayuno, merienda y cena, su ropa limpia y sus actividades diarias. También están las extraescolares, las fiestas de cumpleaños, las quedadas con amig@s en los parques…

Porque sí, hoy en día l@s canij@s tienen más vida social que sus padres/madres, y sus agendas son una auténtica locura. Pues ahora compagina dos agendas distintas sin morir en el intento.

Con todo este panorama tan estimulante, hacen su aparición los celos. En un principio, cuando lo que tienes en casa es un bebé, son los celos del retoño mayor hacia el pequeñ@ los que te traerán de cabeza, pues verás sufrir a quien más quieres. Puede tener regresiones de conductas ya superadas, como control de esfínteres, dejar de comer por sí mism@, rabietas intensas de alto nivel… Y entonces te ves con dos bebés en casa y piensas, ¿qué hecho yo mal?

Pero esta situación cambia con el paso del tiempo, cuando el/la canija empieza a ser personita, también tendrá celos del mayor, y entonces te verás partiendo el último gajo de mandarina en dos partes exactamente iguales con la precisión de un cirujano.

Según van creciendo, tu empiezas a recuperar algo de tiempo, pero en vez de emplearlo en ti, y disfrutar un poco, lo inviertes en pensar planes para hacer junt@s, que les guste a tod@s, lo disfruten y se lo pasen bien.  Y entonces buscas actividades infantiles en tu ciudad que les pueda interesar. Vas con toda la ilusión del mundo y piensas, ya está, lo he logrado, estamos disfrutando en familia, haciendo cosas chulas y diferentes, están teniendo experiencias enriquecedoras y valiosas para su desarrollo como ser humano y…

El bloque de hormigón vuelve a caer sobre tu cabeza, ¡tengo pis!, ¡agua!, ¡me aburro!, ¡tengo hambre! ¿puedes llamar a fulanita y que se venga? Con ella sería más divertido.

Esto podría desanimar a cualquiera, pero entonces te das cuenta de que la vida, a pesar de no ser como la de los anuncios, también está muy bien. Tú no vas a volver a ser la misma de antes. No tienes ni el mismo cuerpo, ni la misma cara, ni el tiempo ni el espacio que tenías, pero ¿sabes qué? Tampoco hace falta, porque eres mejor. Bailar este rock and roll es la mejor decisión que puedes tomar.

No te voy a mentir, muchas veces te tocará buscarte y reencontrarte, pues es fácil perderse, pero lo que vas a encontrar vale la pena, lo que vas a encontrar es el amor, y eso lo supera a todo.